Mientras la Placita de Santurce duerme, el corazón del distrito Campo Alegre sigue latiendo, especialmente de jueves a domingo. Los kioscos del querido mercadito de verduras se cierran con el atardecer y así va despertando el buen ambiente en bares y restaurantes como Santaella, José Enrique, El Coco de Luis, Vittorino y Boronía.
Paseando de bar en bar, te descubres en un nuevo Puerto Rico, con música, sabores, olores y conversaciones que tienen esencia muy nuestra, y a la vez, están inspirados en lo mejor de todo el mundo.
¿Quién hubiera dicho que este rinconcito humilde de la loza metropolitana, y el hogar de miles de obreros boricuas por años, iba a convertirse en el happening place de la Isla? A mucho orgullo de mi mamá santurceña, empresarios, artistas y artesanos culinarios se atrevieron a retar el destino de Santurce y están aquí haciendo de las suyas, redefiniendo nuestro panorama urbano.
Un lugar en particular nos dejó enamorados en nuestra última visita. Estábamos caminando entre las pintorescas casitas criollas de la Calle Canals cuando en un callejón medio escondido nos topamos con Bodega Las Tablas.
Te sientes transportado bajo la hilera de luces coquetas en el pasillo de camino al restaurante, muy al estilo europeo. El aire romántico se complementa con el arte seductor de colores cálidos que adorna la pared.
Las variedad de croquetas son, por supuesto, las favoritas de muchos clientes y nosotros tuvimos la suerte de degustar la croqueta de arroz con gandules que tenían como croqueta especial del día. Las croquetas de queso feta y cebolla roja son igualmente ricas.
Luego, están las tapas calientes y las tapas frías, desde mozzarella con toronja y miel hasta tortilla de patatas, gambas al ajillo o mejillones con cerveza. Nuestros amigos pidieron además la tabla de quesos y una fideúa para compartir.
Ese día, cerramos Bodega. Y les digo que se convirtió en un sitio muy especial, un buen lugar para reencontrase con los hermanos que solo abrazas una vez al año.
Pero claro, la bohemia en el área de la Placita seguía hasta la madrugada. La cháchara y el relajo amistoso es arrastrado por muchos hasta el mismo parking.
Paseando de bar en bar, te descubres en un nuevo Puerto Rico, con música, sabores, olores y conversaciones que tienen esencia muy nuestra, y a la vez, están inspirados en lo mejor de todo el mundo.
¿Quién hubiera dicho que este rinconcito humilde de la loza metropolitana, y el hogar de miles de obreros boricuas por años, iba a convertirse en el happening place de la Isla? A mucho orgullo de mi mamá santurceña, empresarios, artistas y artesanos culinarios se atrevieron a retar el destino de Santurce y están aquí haciendo de las suyas, redefiniendo nuestro panorama urbano.
Un lugar en particular nos dejó enamorados en nuestra última visita. Estábamos caminando entre las pintorescas casitas criollas de la Calle Canals cuando en un callejón medio escondido nos topamos con Bodega Las Tablas.
Te sientes transportado bajo la hilera de luces coquetas en el pasillo de camino al restaurante, muy al estilo europeo. El aire romántico se complementa con el arte seductor de colores cálidos que adorna la pared.
Dentro de Bodega, las mesas comunales en madera, la decoración rústica y la luz tenue hace el lugar muy acogedor. Pero afuera es nuestro lugar favorito, entre la vegetación del patio, las bombillitas y el acceso inmediato al cielo estrellado.
El mesero te recibe con una bolsita de popcorn fresco hecho con aceite de trufas y las opciones creativas del menú diseñado por el chef James Figueroa. Para comenzar, ¿qué te parece un pan con tomate o una refrescante ensalada de habas? Las aceitunas aliñadas también son deliciosas, al igual que las almendras picantes.
El mesero te recibe con una bolsita de popcorn fresco hecho con aceite de trufas y las opciones creativas del menú diseñado por el chef James Figueroa. Para comenzar, ¿qué te parece un pan con tomate o una refrescante ensalada de habas? Las aceitunas aliñadas también son deliciosas, al igual que las almendras picantes.
Las variedad de croquetas son, por supuesto, las favoritas de muchos clientes y nosotros tuvimos la suerte de degustar la croqueta de arroz con gandules que tenían como croqueta especial del día. Las croquetas de queso feta y cebolla roja son igualmente ricas.
Luego, están las tapas calientes y las tapas frías, desde mozzarella con toronja y miel hasta tortilla de patatas, gambas al ajillo o mejillones con cerveza. Nuestros amigos pidieron además la tabla de quesos y una fideúa para compartir.
Lo mejor, creo yo, es la sangría de la casa, la blanca o la tinta, la cual te sirven en jarras de cobre que mantienen el frío mientas la conversación sigue.
Demás está decir que la pasamos súper bien. Me dolía aún más saber que tenía que volvera Chiberia en solo un par de días. Puerto Rico está más cool que nunca y es admirable ver a aquellos que saben montar un negocio tan bien puesto como Bodega Las Tablas. Aquí se siente clarito el buen ambiente de Santurce.
Ese día, cerramos Bodega. Y les digo que se convirtió en un sitio muy especial, un buen lugar para reencontrase con los hermanos que solo abrazas una vez al año.
Pero claro, la bohemia en el área de la Placita seguía hasta la madrugada. La cháchara y el relajo amistoso es arrastrado por muchos hasta el mismo parking.
Definitivamente, no hay mejor lugar que este rinconcito para poner los pies en la tierra y reconectarse con las cosas que son importantes.
¡Me hiciste querer salir volando para Puerto Rico! Sólo he ido una vez a la Placita. Tenemos que ir cuando estemos de nuevo en Puerto Rico juntas. :)
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