“Esto me recuerda a una vez que fuimos a España y no sé por qué razón, terminamos metiéndonos a comer en un sitio de unos hippies, en la época de los 70… el sitio lleno de gente como rara, decoración estrambótica, un tipo tocando guitarra, pero la comida… muy buena, bastante buena. Con tofú y de esas cosas. Saludable.”
Este carnívoro de 74 años revivió sus años de viajero cuando visitó por primera vez al restaurante natural El Departamento de la Comida, en el corazón de Trastalleres en Santurce, Puerto Rico, un establecimiento sin pretensiones rodeado de apartamentos para los obreros del área y un par de garajes de mecánica. Mi padre no podía dejar de mirar al hombre con dreadlocks rubios que nos recibió con mucha calidez.
Entró al restaurante tipo almacén sin aire acondicionado y comprobó, de una vez y por todas, que su hija era una rebelde sin causa que no hace otra cosa que comer orgánico y janguiar con los hippies reencarnados de la época moderna. Pero, claro, todo eso cambió cuando le metió el primer bocao’ a su plato de mofonguitos de yuca con aioli de tamarindo y su ensalada verde con arúgula del país. El hombre se relamió el plato.
A estas alturas del juego, mis padres deberían saber que no los voy a llevar a un lugar cualquiera a comer brunch. Hacía tiempo que Nabol y yo queríamos llevarlos a probar la deliciosa comida creativa de El Departamento de La Comida preparada con los mejores productos orgánicos del patio. Y hasta mi hermana menor y su esposo americano se apuntaron a la aventura.
Más que un restaurante, El Departamento de la Comida forma parte importante del movimiento local que intenta revivir la agricultura de la Isla para hacerla sustentable. Funciona como un centro de distribución de cosechas y productos orgánicos y ecológicos sin uso de pesticidas o químicos producidos en Puerto Rico. Su misión principal es incentivar la economía a través de esta labor, promover la educación agrícola sustentable y reenfocar la manera en que percibimos la dieta local para hacerla más saludable.
Nosotros, como muchos, tuvimos nuestra primera experiencia con El Departamento de la Comida a través del Mercado Agrícola del Viejo San Juan. Cada sábado por la mañana colocan un kiosco muy diverso para vender café, verduras y otros productos naturales preparados por artesanos de diferentes partes de la Isla. Sus salsas y lechugas son de las más populares.
En su establecimiento de Santurce, el menú puede variar cada semana según los ingredientes de temporada, pero siempre con el sabor isleño que nos distingue. ¿Qué les parece unos pancakes de calabaza con syrup de mandarinas? ¿O un tabouleh de quinoa con pepinos y berro? El jugo de jobos también es muy solicitado, al igual que los limbers de frutas y pie. La comida natural puertorriqueña se reinventa aquí según los productos que llegan de las fincas, las tendencias culinarias y los antojos de sus clientes.
Entre probadita y probadita, los hippies de mi papá terminaron convenciéndolo de que la comida “saludable” puede ser tan apetitosa o deseable como un plato de bistec con papas fritas. Y como cuestión automática, todos comenzamos un diálogo real sobre el sueño de vivir en una Isla que pueda sostenerse solo con los alimentos que produce. Hablamos de la sencillez de los platillos de los abuelos, sus huertos caseros y sus viandas. Hablamos de mejorar la salud y apoyar la economía. Hablamos de los precios, de pagar un poquito más por calidad y no por puro lujo o por moda.
“Pagar menos que esto es irte a comer a McDonald’s,” le dice mi hermana a mami sobre la comida de El Departamento. “Y irte a McDonald’s a comerte algo que te hace mucho daño. Mejor sales a comer menos y comes mejor.”
Mis padres vienen de una generación a la que se les enseñó que todo lo importado siempre era mejor, así fuera enlatado o procesado. Pero, claro, la nueva generación llegó para probar lo contrario.
La agricultura ecológica se propone hoy día como solución a muchos de los problemas de la Isla. Poco a poco, la necesidad está moviendo a familias a desarrollar fincas de cacao, tomate, arroz, lechuga y otra diversidad de alimentos, los cuales le dan a su vez, un poco de control sobre su futuro. Estas fincas orgánicas pueden ser incluso más exitosas que los grandes monocultivos llenos de químicos y fertilizantes que maltratan la tierra y no contribuyen a la productividad y la salud de un pueblo.
Se necesitan, entonces, de iniciativas como El Departamento de la Comida para mover esa cosecha y hacer que la producción no sea en vano. Se necesita el apoyo de distribuidores, mercados de todos tipos, restaurantes, hoteles, centros de trabajo y académicos. Hay que hacerlo bien, estabilizar una estrategia y apostarle a la calidad del trabajo en todos los sentidos.
La calidad del Departamento de la Comida se ve desde el tipo de empresa inteligente que se está desarrollando hasta el beneficio que se llevan mis viejos al consumir salud cada vez que los visitan. Si parecen hippies, se ponen tatuajes y hacen las cosas un poco diferente, qué más da. Hasta mi padre tuvo que reconocer su trabajo y el gran valor de su misión. Bien hecho.
Visítalos: 1063 Avenida Las Palmas, El Gandúl Tras Talleres, Santurce
Búscalos: Facebook, Instagram, su página Web
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Este carnívoro de 74 años revivió sus años de viajero cuando visitó por primera vez al restaurante natural El Departamento de la Comida, en el corazón de Trastalleres en Santurce, Puerto Rico, un establecimiento sin pretensiones rodeado de apartamentos para los obreros del área y un par de garajes de mecánica. Mi padre no podía dejar de mirar al hombre con dreadlocks rubios que nos recibió con mucha calidez.
Entró al restaurante tipo almacén sin aire acondicionado y comprobó, de una vez y por todas, que su hija era una rebelde sin causa que no hace otra cosa que comer orgánico y janguiar con los hippies reencarnados de la época moderna. Pero, claro, todo eso cambió cuando le metió el primer bocao’ a su plato de mofonguitos de yuca con aioli de tamarindo y su ensalada verde con arúgula del país. El hombre se relamió el plato.
A estas alturas del juego, mis padres deberían saber que no los voy a llevar a un lugar cualquiera a comer brunch. Hacía tiempo que Nabol y yo queríamos llevarlos a probar la deliciosa comida creativa de El Departamento de La Comida preparada con los mejores productos orgánicos del patio. Y hasta mi hermana menor y su esposo americano se apuntaron a la aventura.
Más que un restaurante, El Departamento de la Comida forma parte importante del movimiento local que intenta revivir la agricultura de la Isla para hacerla sustentable. Funciona como un centro de distribución de cosechas y productos orgánicos y ecológicos sin uso de pesticidas o químicos producidos en Puerto Rico. Su misión principal es incentivar la economía a través de esta labor, promover la educación agrícola sustentable y reenfocar la manera en que percibimos la dieta local para hacerla más saludable.
Nosotros, como muchos, tuvimos nuestra primera experiencia con El Departamento de la Comida a través del Mercado Agrícola del Viejo San Juan. Cada sábado por la mañana colocan un kiosco muy diverso para vender café, verduras y otros productos naturales preparados por artesanos de diferentes partes de la Isla. Sus salsas y lechugas son de las más populares.
En su establecimiento de Santurce, el menú puede variar cada semana según los ingredientes de temporada, pero siempre con el sabor isleño que nos distingue. ¿Qué les parece unos pancakes de calabaza con syrup de mandarinas? ¿O un tabouleh de quinoa con pepinos y berro? El jugo de jobos también es muy solicitado, al igual que los limbers de frutas y pie. La comida natural puertorriqueña se reinventa aquí según los productos que llegan de las fincas, las tendencias culinarias y los antojos de sus clientes.
Entre probadita y probadita, los hippies de mi papá terminaron convenciéndolo de que la comida “saludable” puede ser tan apetitosa o deseable como un plato de bistec con papas fritas. Y como cuestión automática, todos comenzamos un diálogo real sobre el sueño de vivir en una Isla que pueda sostenerse solo con los alimentos que produce. Hablamos de la sencillez de los platillos de los abuelos, sus huertos caseros y sus viandas. Hablamos de mejorar la salud y apoyar la economía. Hablamos de los precios, de pagar un poquito más por calidad y no por puro lujo o por moda.
“Pagar menos que esto es irte a comer a McDonald’s,” le dice mi hermana a mami sobre la comida de El Departamento. “Y irte a McDonald’s a comerte algo que te hace mucho daño. Mejor sales a comer menos y comes mejor.”
Mis padres vienen de una generación a la que se les enseñó que todo lo importado siempre era mejor, así fuera enlatado o procesado. Pero, claro, la nueva generación llegó para probar lo contrario.
La agricultura ecológica se propone hoy día como solución a muchos de los problemas de la Isla. Poco a poco, la necesidad está moviendo a familias a desarrollar fincas de cacao, tomate, arroz, lechuga y otra diversidad de alimentos, los cuales le dan a su vez, un poco de control sobre su futuro. Estas fincas orgánicas pueden ser incluso más exitosas que los grandes monocultivos llenos de químicos y fertilizantes que maltratan la tierra y no contribuyen a la productividad y la salud de un pueblo.
Se necesitan, entonces, de iniciativas como El Departamento de la Comida para mover esa cosecha y hacer que la producción no sea en vano. Se necesita el apoyo de distribuidores, mercados de todos tipos, restaurantes, hoteles, centros de trabajo y académicos. Hay que hacerlo bien, estabilizar una estrategia y apostarle a la calidad del trabajo en todos los sentidos.
La calidad del Departamento de la Comida se ve desde el tipo de empresa inteligente que se está desarrollando hasta el beneficio que se llevan mis viejos al consumir salud cada vez que los visitan. Si parecen hippies, se ponen tatuajes y hacen las cosas un poco diferente, qué más da. Hasta mi padre tuvo que reconocer su trabajo y el gran valor de su misión. Bien hecho.
Visítalos: 1063 Avenida Las Palmas, El Gandúl Tras Talleres, Santurce
Búscalos: Facebook, Instagram, su página Web
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Hola! Te sigo desde el grupo de G+ de Blogueras latinas. Me ha encantado la propuesta. Todo los establecimientos que promueven los negocios de proximidad me parecen maravillosos, y este restaurante lo es. La posibilidad de ofrecer comida saludable a un buen precio como alternativa a otras opciones más generalistas a la par que dañinas, me parece estupenda. Y si, además, se promueven los negocios locales para la reactivación de la economía, todavía mejor.
ReplyDeleteBuen post!
He ido y es muy bueno!!!!! Fui parte del CSA que manejaba la mam'a de la due~na del Depto de la Comida.
ReplyDeleteComida sencilla y con sabor local. Nos encanta ir por lo menos una vez para comprar Kale, Collards, y otras cosas que no se pueden conseguir en los Supermercados ni en Freshmart.
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