La cocina no solo es parte importante de nuestra cultura, sino que hay quienes creen que “una cultura se mantiene relevante y viva a través de su cocina”. Así dice una de mis chefs favoritas Lidia Bastianich.
El acto de preparar y compartir recetas es la mejor manera, no solo de mantener el diálogo cultural, sino de practicarlo. Al cocinar con nuestros niños, amigos y vecinos transmitimos unas tradiciones de forma estructurada y repetitiva, además de revivir la historia y las anécdotas de la familia. Cuestionamos, comentamos o explicamos el por qué de esas costumbres que atesoramos tanto.
Para los miembros más nuevos del clan, es una manera de integrarlos a la cultura y armarlos con el trasfondo necesario para que comiencen a desarrollar sus propias interpretaciones de la misma. Sin embargo, esta integración no siempre es tan fácil para niños que viven fuera del país de origen de su familia.
Algunos niños pueden crear un poco de resistencia o desinterés por la falta de cercanía al país, por lo que se debe buscar la manera de introducirlos de manera natural y gradual. Se debe tratar de despertar el interés, sin forzarlo. Además, la integración va a depender mucho del rol activo y consciente que tomen los padres en llevarle esta enseñanza a través de actividades culinarias, cenas especiales, reuniones y fiestas-- como lo hizo mi mamá hace muchos años en esta foto que les comparto.
Una mamá latina nos cuenta
Nuestra amiga bloguera Mayra Rodríguez, autora de los blogs Estilo Familiar y Cocina Latina y Caribeña, es una de muchas madres hispanas que también ha asumido esa encomienda desde que se mudó a los Estados Unidos. Para ella la comida es mucho más que un alimento. Dice que le da a sus pequeños un sentido de identidad y es otro vehículo que les ayuda a definirse como personas.
“Mis nenes son puertorros de pura cepa, nacidos y criados allá hasta sus 6 años. Ahora que estamos viviendo en la cultura americana, quiero que tengan bien presente quienes son y de donde vienen culturalmente. Esto les da seguridad, identidad y significado. Claro, integrarán parte de esta nueva cultura en sus personas, pero sabrán con claridad de donde vienen.
“Pablo mi nene mayor es bien, pero que bien criollo. Prefiere un arroz con habichuelas y tostones a un dulce. Me dice que la comida criolla es la mejor y le es difícil decidir cuál. Finalmente me dice que es el arroz guisado con habichuelas y tostones. ¡Cómo lo conozco!”
“A Lucas le encantan los dulces y panes puertorriqueños como el pan sobao, las mallorcas, los polvorones y los flanes. Ese es bien dulcero y por eso prefiere los amarillos a los tostones. Ha hecho conmigo quesitos, pastelillos de guayaba y polvorones”.
En la cocina de Mayra
Cuando Mayra cocina junto a su familia siempre acompaña la preparación de antojitos típicos con los recuerdos de su Isla: el sancocho de la abuela, el pan de su panadería favorita en Puerto Rico, el arroz que prepara su mamá o los guineos que cultivaban en el patio de su vieja casa. De esta manera, sus niños poco a poco van asimilando todos los cuentos preciados de la familia.
“Es increíble, pero los sabores son como los olores que nos transportan a recuerdos, a momentos específicos y vivencias”, dice Mayra. “Asimismo pienso que la cocina transmite la cultura...el hacerla y probarla nos transportan a nuestra cultura. Saber por qué los puertorriqueños usan cierto tipo de ingredientes indígenas, platos españoles y técnicas africanas nos enseñan de qué está compuesta nuestra cultura”.
Poco a poco, los niños de Mayra van asimilando todos los cuentos preciados de la familia, al igual que otras costumbres que van con el ritual de la cocina latina, como lo es la música. Mientras a mamá le gusta escuchar a Juan Luis Guerra y otros ritmos con “sabor”, papá prefiere la música clásica, profunda e instrumental. ¿El resultado? Dos chicos enriquecidos musicalmente, culturalmente y culinariamente.
Actividad cultural y culinaria: Detrás de la receta
Seguirle los pasos a Mayra y su familia puede ser sumamente divertido. Por eso, Verdelicias quiere compartirles un ejercicio cultural y culinario que pueden realizar con grandes y chicos. El objetivo de esta actividad es estudiar la historia detrás de una receta familiar, desde su preparación hasta las tradiciones y costumbres relacionadas a la misma. Sigan los pasos a continuación y nos dejan saber cómo les va.
Primero: Selecciona uno de los platillos que más te gusta de tu país de origen o el de tus padres.
Segundo: Analiza la receta. Busca la receta en la Internet y compárala con la versión que te den tus amigos o familiares. Anota la diferencia en técnicas e ingredientes.
Tercero: Analiza la historia. Trata de conocer de dónde viene la receta, en qué época fue inventada y piensa en cómo vivían las personas de esa generación. Anota también cuándo fue la primera vez que lo probaste y cómo te sentiste en aquel entonces. ¿Qué pensaste de la receta?
Cuarto: Considera al autor de la receta. Si la receta está asociado a una persona, una abuela o tía, trata de comparar la vida y personalidad de esta persona con el tipo de plato y el carácter de su sabor.
El acto de preparar y compartir recetas es la mejor manera, no solo de mantener el diálogo cultural, sino de practicarlo. Al cocinar con nuestros niños, amigos y vecinos transmitimos unas tradiciones de forma estructurada y repetitiva, además de revivir la historia y las anécdotas de la familia. Cuestionamos, comentamos o explicamos el por qué de esas costumbres que atesoramos tanto.
Para los miembros más nuevos del clan, es una manera de integrarlos a la cultura y armarlos con el trasfondo necesario para que comiencen a desarrollar sus propias interpretaciones de la misma. Sin embargo, esta integración no siempre es tan fácil para niños que viven fuera del país de origen de su familia.
Algunos niños pueden crear un poco de resistencia o desinterés por la falta de cercanía al país, por lo que se debe buscar la manera de introducirlos de manera natural y gradual. Se debe tratar de despertar el interés, sin forzarlo. Además, la integración va a depender mucho del rol activo y consciente que tomen los padres en llevarle esta enseñanza a través de actividades culinarias, cenas especiales, reuniones y fiestas-- como lo hizo mi mamá hace muchos años en esta foto que les comparto.
Una mamá latina nos cuenta
Nuestra amiga bloguera Mayra Rodríguez, autora de los blogs Estilo Familiar y Cocina Latina y Caribeña, es una de muchas madres hispanas que también ha asumido esa encomienda desde que se mudó a los Estados Unidos. Para ella la comida es mucho más que un alimento. Dice que le da a sus pequeños un sentido de identidad y es otro vehículo que les ayuda a definirse como personas.
“Mis nenes son puertorros de pura cepa, nacidos y criados allá hasta sus 6 años. Ahora que estamos viviendo en la cultura americana, quiero que tengan bien presente quienes son y de donde vienen culturalmente. Esto les da seguridad, identidad y significado. Claro, integrarán parte de esta nueva cultura en sus personas, pero sabrán con claridad de donde vienen.
“Pablo mi nene mayor es bien, pero que bien criollo. Prefiere un arroz con habichuelas y tostones a un dulce. Me dice que la comida criolla es la mejor y le es difícil decidir cuál. Finalmente me dice que es el arroz guisado con habichuelas y tostones. ¡Cómo lo conozco!”
“A Lucas le encantan los dulces y panes puertorriqueños como el pan sobao, las mallorcas, los polvorones y los flanes. Ese es bien dulcero y por eso prefiere los amarillos a los tostones. Ha hecho conmigo quesitos, pastelillos de guayaba y polvorones”.
En la cocina de Mayra
Cuando Mayra cocina junto a su familia siempre acompaña la preparación de antojitos típicos con los recuerdos de su Isla: el sancocho de la abuela, el pan de su panadería favorita en Puerto Rico, el arroz que prepara su mamá o los guineos que cultivaban en el patio de su vieja casa. De esta manera, sus niños poco a poco van asimilando todos los cuentos preciados de la familia.

Poco a poco, los niños de Mayra van asimilando todos los cuentos preciados de la familia, al igual que otras costumbres que van con el ritual de la cocina latina, como lo es la música. Mientras a mamá le gusta escuchar a Juan Luis Guerra y otros ritmos con “sabor”, papá prefiere la música clásica, profunda e instrumental. ¿El resultado? Dos chicos enriquecidos musicalmente, culturalmente y culinariamente.
Actividad cultural y culinaria: Detrás de la receta
Seguirle los pasos a Mayra y su familia puede ser sumamente divertido. Por eso, Verdelicias quiere compartirles un ejercicio cultural y culinario que pueden realizar con grandes y chicos. El objetivo de esta actividad es estudiar la historia detrás de una receta familiar, desde su preparación hasta las tradiciones y costumbres relacionadas a la misma. Sigan los pasos a continuación y nos dejan saber cómo les va.
Primero: Selecciona uno de los platillos que más te gusta de tu país de origen o el de tus padres.
Segundo: Analiza la receta. Busca la receta en la Internet y compárala con la versión que te den tus amigos o familiares. Anota la diferencia en técnicas e ingredientes.
Tercero: Analiza la historia. Trata de conocer de dónde viene la receta, en qué época fue inventada y piensa en cómo vivían las personas de esa generación. Anota también cuándo fue la primera vez que lo probaste y cómo te sentiste en aquel entonces. ¿Qué pensaste de la receta?
Cuarto: Considera al autor de la receta. Si la receta está asociado a una persona, una abuela o tía, trata de comparar la vida y personalidad de esta persona con el tipo de plato y el carácter de su sabor.
Quinto: Prepara la receta, pruébala y escribe un pequeño cuento sobre su origen y tus descubrimientos. Podrías comenzar un álbum sobre recetas familiares y conectar anécdotas y recuerdos de mil maneras maravillosas. Incluye fotos de las recetas, fotos de la abuela que preparaba el estofado o anota la canción que escuchaste cuando preparaste el platillo. Más que divertido, este proyecto puede resultar muy valioso para ti y los tuyos. Qué se diviertan.
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